A la hora de elegir la base de apoyo más adecuada para un apropiado descanso, podemos encontrar en el mercado varias opciones con diferentes características, siendo las más comunes la base tapizada y el somier.
Ambos elementos tienen sus ventajas, y en la elección va a influir en gran medida el tipo de colchón con el que contemos. Años atrás solía pensarse que lo mejor era la adaptabilidad del somier, mientras que actualmente hay muchos defensores de la base tapizada, ya que argumentan que esta permite que el colchón se apoye totalmente. Como veremos, existen bastantes matices a tener en cuenta.
Base tapizada
La base tapizada cuenta con la ventaja de ofrecer una superficie de apoyo completa, por lo que su deformación o rotura son muy difíciles. Se trata de una base resistente, estable y perdurable, que ofrece un gran soporte para la columna vertebral.
Las bases se presentan muchas veces en formato canapé abatible, lo que permite utilizar la cama como sistema de almacenamiento, lo cual es tremendamente útil en la vida actual.
En el lado de las desventajas, debemos tener en cuenta que una base tapizada no va a permitir que pase el aire, por lo que los colchones que no tienen buena transpirabilidad no deben utilizarse en estos casos.
Los colchones de muelles ensacados se benefician de su apoyo sobre bases rígidas, así como los de muelles tradicionales, ya que el muelle va a apoyarse totalmente en horizontal, obteniéndose el nivel de firmeza máximo. Como los colchones de muelles ensacados ofrecen una buena transpirabilidad por sí mismos, no van a necesitar bases transpirables.
Actualmente existen bases tapizadas muy transpirables, cuyas peculiaridades pueden hacer que se adapten a colchones en principio recomendados para uso con somier, aunque siempre debemos ser cautos en este sentido.
Somier
El somier tiene como mayor ventaja que puede modular la firmeza del colchón, haciéndolo más o menos flexible y modificando su rebote. Además, el somier permite la aireación, que como ya hemos visto es necesaria en algunos tipos de colchones.
Entre las características de un buen somier destacan su capacidad de ajuste de las láminas, para regular la firmeza, y que posean conteras, a poder ser de caucho, para reducir los posibles ruidos al movernos en la cama.
El somier más conocido es el somier de láminas, aunque también podemos encontrar algunos con características muy particulares, como el somier con puntos de suspensión MILLENIUM, con cinco zonas de apoyo anatómicas diferenciadas, y constituido por un sistema de confort con tacos de firmeza.
El somier es recomendable, particularmente, en los colchones de núcleo de espuma. Esto es así porque los colchones de este tipo de materiales no tienen tan buena aireación y necesitan la ayuda del somier para que transpiren.
Si vivimos en zonas de climas húmedos o en casas viejas o mal ventiladas, lo mejor será optar por un somier de láminas que permita la mejor aireación. Algo similar ocurre si tenemos un colchón de látex, ya que el somier mejorará su transpiración y firmeza.
En este punto conviene aclarar que los colchones con acolchado viscoelástico también se benefician del apoyo sobre somier si su núcleo es de espuma (no así si se trata de un colchón viscoelástico con de muelles ensacados).
Si tu colchón es de núcleo de espuma con acolchado viscoelástico sí deberías apoyarlo sobre somier de láminas. Si su colchón es de núcleo de muelles con acolchado viscoelástico puede, en principio, apoyarlo sobre cualquier base: láminas, base tapizada u otras.
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Qué es mejor: ¿base tapizada o somier?
En definitiva, el tipo de colchón va a determinar, por encima de otras consideraciones, la elección entre base tapizada o somier.
Si el colchón es viscoelástico con muelles ensacados puedea apoyarlo con seguridad sobre cualquier tipo de base.
Los colchones de todo tipo de espumaciones se van a beneficiar de los somieres, consiguiendo una mejor circulación del aire.